las ideas son esos espíritus
mentales que te persiguen
siempre que tú –ingenua–
insistes en buscar
conceptos.
piénsalo: las palabras son peligrosas. tienen poderes absolutos y muy
agudos. cuando una palabra es pronunciada, el cerebro sucumbe
subordinadamente para de inmediato generar una imagen. y peor, cuando
nos paramos frente a una imagen, el cerebro -irremediablemente- genera
palabras en la mente. pfff. la razón humana, las emociones, y todos los
aparatos sensibles a los que podemos apelar, caen en el rigor infame de las
palabras. son como armas-simbólicas o espías semánticas. ¿y si tuveran
vida propia?
imagina tu vida sin palabras; el mundo sin palabras. imagina todo lo que
harías para comunicarte -y expresarte- sin palabras. hazlo. seguramente
todo eso que hoy está encerrado en la literalidad y la gramática, deseprtaría
en forma de aullido, ruido interior, movimiento corporal, brillo, o alguna de
esas cosas que en la naturaleza sí son importantes, y verbales.
las palabras son enlaces de letras; las letras son símbolos que representan
sonidos; los sonidos son estructuras fonéticas que asumen frecuencias
vibracionales. muy pinche sofisticado. y no.
danay vigoa (cuba, 1982) es una artista conceptual, cuyo proyecto creativo
está enteramente comprometido a la descodificación moral del valor
simbólico en las palabras y sus letras. en su obra habitan diferentes tipos
de arrebato inspirativo; la desproporción como un signo decorativo, el
contraste como un indicador de pureza, el caos como perspectiva, la
figuración como ironía, el volumen como trazo, y la textualidad como
paisaje.
ella se burla de literalidad, la embiste. como una niña curiosa, o como quien
simula hablar un idioma que no domina. su búsqueda es justo esa, la de
transformar palabras en imágenes, y viceversa. quiere abrir una puerta
difícil y no cruzarla; dejarla así. tal vez quiere enseñarnos un braille
emocional. recordarnos que somos más que aparatos lingüísticos, y que
podemos ser, más que decir.
anda, pronúncialas para que salgan de sus estuches. pero no las entones.
déjalas ahí, y observa cómo se desdibujan, se arrepienten. y no las
escribas: dibújalas. pero no dejes que se junten, porque se pueden volver
paisaje; como este.
luis ramaggio. curador.